Las tintas gráficas son una de las materias primas básicas de la industria gráfica. Obviamente, sin tinta no hay impresión. Pero hay mucho más que saber de las tintas gráficas de lo que uno puede suponer. 

Para empezar, hay varios tipos de tintas dependiendo del tipo de impresión y el producto que se quiera hacer. Esto significa que, incluso para un mismo material, se pueden usar distintas tintas. La selección dependerá de qué uso tendrá ese producto. Por ejemplo, una bolsa de supermercado y un sachet de leche se hacen con el mismo tipo de plástico, pero el sachet necesita conservarse en frío. Por lo tanto, la tinta que utilice ese envase de leche necesita también ser resistente al frío.

Esto es muy importante para una empresa gráfica que tenga clientes de rubros variados. Aun si se especializan en un tipo de impresión sobre el mismo material, las necesidades de cada producto hace que tengan que usar distintas tintas. 

¿Por qué es importante conocer las diferencias? Porque puede ocurrir que al imprimir precisamente sachets con una tinta incorrecta, al momento de envasar la leche se corra la tinta y la impresión no sirva.

Esto es algo fundamental para la industria gráfica porque cuando algo está mal impreso, ya sea porque el color de la tinta está mal o no se secó bien, casi nunca se puede arreglar. Para ponerlo en perspectiva, supongamos que una empresa tiene un volumen de trabajo grande y deja sus equipos imprimiendo toda la noche y por la mañana se descubre que la tinta no adhirió bien. Ese error puede significar el desperdicio de una tonelada de material.

Entonces es muy importante aprender bien el manejo de la tinta, su vida útil, los retornos de máquinas, preparación de colores y controles que se le hacen en la impresión, como ser la viscosidad, adherencia, y resistencia a la luz. También hay que saber prevenir, o eventualmente corregir, los problemas de impresión ocasionados por tinta. En este caso, un problema normal de que se puede dar lo que se llama retinte, que para cuando la tinta se pasa al otro lado en la bobina. Ese es uno de los problemas más normales, si la tinta no terminó de secar, lo que ocurre es que cuando caiga la otra vuelta se va a pasar toda la tinta y se va a pegar.

Otro punto igual de necesario es la preparación del color. Cuando una empresa trabaja con un cliente, va a necesitar preparar colores especiales que ese cliente usa siempre. Por eso, una vez que se logró el color deseado, se tiene que guardar una muestra que servirá como comparación para los siguientes trabajos. Pero esa muestra tiene que estar guardada en buenas condiciones y cuando pasa un año se tiene que cambiar por una muestra nueva.

Luego, a la hora de usar la tinta, es importante recordar mezclarla. La tinta gráfica en ese sentido es como la pintura con las que pintamos una pared. Después de un tiempo, el pigmento de la tinta queda en el fondo y hay que mezclarlo para que quede parejo. 

Finalmente, no hay que dejar de ser cuidadoso cuando tenemos que guardar las tintas. Empezando por cuestiones generales, como no dejarlas al sol o que el balde esté bien cerrado sin contacto con el aire, hasta algunas cosas que entran en los detalles. Por ejemplo, para todo trabajo de impresión siempre va a sobrar tinta. Suponiendo que se necesitan 100 kg para imprimir un trabajo, entonces hay que preparar 120 kg, porque esos 20 kg van a tener que quedar circulando en la máquina cuando termine el trabajo, pues el tintero no puede andar con poca tinta, sino que necesita mínimo esos 20 kg para funcionar. Eso se guarda en el depósito hasta que vuelva a entrar el mismo trabajo. Pero si por cualquier motivo, ese pedido no lo vuelven a hacer, tienen que aprender a usar los colores que sobran para hacer nuevas mezclas porque si no con el tiempo esas sobras van a llenar el depósito con tinta desperdiciada.

Estas son algunas ideas básicas relacionadas con las tintas dentro del oficio gráfico. Si te interesa ser parte de este mundo apasionante, te invitamos a conocer más sobre nuestro Programa de Formación Profesional en Producción Gráfica.