Todos estos puntos están marcando el presente de la impresión flexográfica. 

Si nos preguntamos cuál será el próximo desafío, podemos afirmar que seguramente existirán muchos temas tecnológicos que deberán implementarse, pero sin duda alguna, en Latinoamérica la falta de mano de obra calificada es el primer aspecto a evaluar y a mejorar.  En la mayoría de países latinos la industria flebografía se convierte en una alternativa importante como fuente de empleo, sin embargo cada vez observamos a las nuevas generaciones cada vez más ajenas a operar una impresora. Por lo tanto, el personal encargado de impresión es prácticamente un gremio que permanece por años, rotando de empresa a empresa, sin una formación sólida frente a los avances tecnológicos y frente a los requerimientos que debe tener un operario para encarar los desafíos del mercado.

En los últimos diez años se han considerado en bancarrota más de 160 empresas de empaques flexibles. La gran mayoría de ellas fue por la erosión de los márgenes de ganancia basados en la dificultad para predecir el costo de un producto y la dificultad para incorporar planes de gestión y culturas organizacionales que permitan el mejoramiento continuo y la predicción de costos. 

La cultura nociva es un conjunto de hábitos que, por regla general, da prioridad a encontrar y señalar con el dedo, en lugar de investigar y eliminar la causa raíz de los problemas. Antepone entregar el resultado individual y no colectivo, hacer las cosas siempre en el último minuto, ocultar el error y así sucesivamente. Cambiar la cultura es un proceso largo, difícil, y funciona solo con la sustitución de malos hábitos por otros saludables.

Como dijimos en un principio, las empresas convertidoras no venden solamente empaques, sino que venden horas y fracciones de horas. Es por esto que se busca maximizar el tiempo con productos cuyo valor percibido por los clientes es compatible con el retorno de la inversión esperado.

Lamentablemente, hay grandes pérdidas de tiempo en un proceso de impresión, como el mantenimiento de equipos impresores, puesta a punto de trabajos y ajustes adicionales, el rendimiento en el inicio de la producción, ociosidad o pequeñas paradas basadas en productos fuera de especificación y ajustes durante el proceso de impresión, pérdidas por reducción de velocidad por deficiencia en el registro o por rebote y retrabajos por defectos.

Los análisis detallados para disminuir el tiempo de producción consisten en definir y balancear la eficiencia operativa basándose en el seguimiento de ciertos indicadores imputables al proceso.

A nivel operativo, el Overall Labor Effectiveness (OLE), o Efectividad de Mano de Obra, es un indicador de desempeño que mide el uso, el rendimiento y la calidad de los trabajadores y su impacto en la productividad y rentabilidad del negocio.

A nivel tecnológico, el Overall Equipment Effectiveness (OEE), o Efectividad del equipamiento, es un indicador de desempeño que mide también la utilización, el rendimiento y la calidad pero de las máquinas (y plantas) y su impacto en la productividad y la rentabilidad del negocio.

La prioridad de cada impresor estará relacionada con mejoras y aumentos progresivos de estos indicadores OLE y OEE, así como la implementación de controles y estándares en el proceso. Para entender la importancia de mantener un control podemos hacer una comparación: No tener un control del proceso es como conducir bajo la lluvia, con neumáticos gastados, rutas en mal estado y faroles rotos.

Iniciar un proceso de mejoramiento requiere de un nivel de comparación, visualizar cuál es el estatus actual y empezar a trabajar en el mejoramiento de indicadores de desempeño.

A continuación, se observa un comparativo de indicadores de desempeño con valores usuales en el mercado latinoamericano y con las empresas líderes del mercado de empaques a partir de un estudio realizado y suministrado por la empresa de consultoría ProjetoPack.