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Las dos caras del diseño

Catalina



Catalina

Autoras

Catalina Zanardi e Iara Szyszlican

Publicado

20/12/2021

Las dos caras del diseño

A continuación presentaremos una versión resumida del Informe realizado por dos alumnas de la carrera de Diseño Gráfico y Digital de Fundación Gutenberg para la cátedra de Práctica Profesional III, en el que se indagan las cuestiones que desvalorizan la profesión del diseñador ante el imaginario social y cuál es su verdadero rol social.

Este informe intenta poner de manifiesto la mirada social en torno al diseño. Qué prácticas fomentan la desvalorización, y de qué forma se podrían revertir; cómo influyen el desconocimiento, las aplicaciones que automatizan la tarea del diseño, y, además, el enorme vuelco hacia los medios digitales que supuso la pandemia por el Covid-19 a partir del año pasado.

En términos históricos, el diseño gráfico ha transcurrido un largo camino hasta su profesionalización con la Bauhaus, donde finalmente se profesionaliza y se crean sus bases. En Argentina, recién entre los años 1985 y 1995, la Universidad de Buenos Aires incorporó nuevas carreras de grado, entre ellas, la de Diseño Gráfico. A partir de esto, podemos afirmar que es una profesión bastante reciente.

No obstante, encargar un trabajo a un/a diseñador/a, no implica estar comprando diseño. Se tiende a pensar que la tarea del diseñador/a gráfico/a es sencilla, desconociendo la trascendencia de su participación en la sociedad actual. El argumento suele ser que el trabajo de diseño, a ojos ajenos, parece sencillo de resolver por cuenta propia, sin necesidad de pagar por el mismo. En consecuencia, en muchos casos, el resultado termina por no ser lo suficientemente pregnante, no comunica aquello que se deseaba en una primera instancia, o no cumple con el o los objetivos planteados.

La estética del diseño es un factor variable, de los tantos que se consideran a la hora de diseñar y se utilizan a conveniencia en relación al mensaje que se quiera transmitir. Son todos los conocimientos teóricos los que le dan una base sólida a las decisiones gráficas para que cumplan su tarea como medio de comunicación.

Con respecto a esto, Iván Villa Cano en su artículo en Foroalfa, dice: “¿Por qué contratar a un diseñador profesional se traduce en inversión en lugar de gasto? Un buen trabajo de diseño ayuda al cliente a ser competitivo, genera valor. Representa la oportunidad para causar una buena impresión frente a sus clientes. Equivale a decirles: «esta empresa vale mucho, por eso invierte en su imagen, para que Usted la vea bien, para que Usted confíe, para que Usted la quiera conocer y establecer un vínculo duradero». En la sociedad actual (lamentablemente) todos somos juzgados por nuestra apariencia. Nadie hace negocios con personas que no confía, y el primer paso para poder generar confianza, es cuidar la imagen. Los diseñadores profesionales ayudan mucho en ese sentido. (...) Son un socio estratégico que puede aportar valor para crecer, mejorar la competitividad y despegarse del montón.”

Pese a que vemos y consumimos constantemente contenido diseñado, no siempre logramos reconocerlo. Es una disciplina que, para mantener su valor en cuanto a lo económico y práctico y su respectivo papel en el mercado, debe estar constantemente siendo actualizada.


El trabajo del Diseñador

El/la diseñador/a gráfico/a es capaz de elaborar imágenes únicas combinando diferentes recursos a través de diversas técnicas, para luego ser utilizadas en medios digitales e impresos, con la finalidad principal de comunicar un mensaje. El destino de estas imágenes abarca múltiples medios y plataformas tales como dispositivos, cartelería y señalética en la vía pública, entre otros.

Es el/la profesional quien hace que las marcas se vean unificadas, que puedan reconocerse a simple vista y transmitir un concepto de forma clara y funcional; es quien sabe cuál es la forma visual más adecuada para atraer al público esperado, o alcanzar los objetivos deseados, además de garantizar que la información sea brindada de la forma correcta.

En un mundo en el que gran parte de lo que consumimos entra por los ojos, la primera impresión causada es sumamente importante para definir la compra de un producto y si se confía o no en una marca.

Se debe realizar un análisis detallado de diversos factores antes de comenzar la elaboración. Debido a que el/la profesional funciona como un/a interlocutor/a, que cuenta con el conocimiento necesario para hablar varios idiomas según se necesite, se debe delimitar el público al cual va dirigido el mensaje, ya que la forma de transmitir un comunicado variará según a quién o a quiénes esté dirigido. En ésta se incluye información como rango etario, nacionalidad, intereses y hábitos, entre otras cuestiones. Según Juan Costa: “Quien solo sepa diseñar, por mucho que domine la profesión, es solo un profesional a medias.” 

Se debe tener en cuenta también el medio en el cual el diseño será empleado. Se selecciona cuidadosamente cuál es el recurso visual más adecuado para ello. Lorenzo Shakespear explica: “El diseño no es un trabajo visual. Es intelectual y sus procesos incluyen el gerenciamiento de sí mismo tanto como la generación de formas de comunicación pragmáticas de las que se esperan resultados.”

Es necesario agregar que, como en cualquier relación de a dos, la desvalorización del diseño también es sostenida por les diseñadores, que son quienes, en primer lugar, deben hacer valer su trabajo. Si bien la disciplina abarca múltiples conocimientos, el/la profesional muchas veces carece de instrucción en lo que respecta a gestión empresarial.


¿Qué es el diseño y cuál es su función? Conclusiones

Vivimos rodeades de diseño, en la vía pública, en el colegio, en el trabajo, en nuestras casas e incluso en nuestros dispositivos digitales. Nos encontramos en un mundo globalizado donde proliferan las imágenes y en un contexto que, cada vez más (en especial a raíz de la pandemia por el Covid-19 desatada a partir del 2020), nos demanda explorar y volcarnos hacia nuevas redes y vías digitales donde el diseño, una vez más, cumple un papel fundamental.

No hay una definición cerrada acerca de lo que es el diseño, sino que aparecen varias, que se enriquecen la una a la otra. Por ejemplo, Daniel Wolkowicz y Pablo Salomone comparten la idea de que el diseño se inserta dentro de un contexto, el cual debe reconocerse para la práctica del mismo; no podría funcionar desvinculado de otras disciplinas o descontextualizado: como práctica comunicativa, va a darse en una circunstancia particular.

A esto mismo alude también María Ledesma cuando dice que el diseño no es, sino que está siendo en la medida en la que va cambiando con las épocas y las múltiples vertientes. Esto supone, y lo menciona Diego Pimentel refiriéndose a las nuevas interfases, que es también tarea del diseñador/a ser perceptivo/a para con su entorno.

La misma va transformándose y adaptándose al entorno y a sus necesidades. Es por esto que ya no hablamos de diseño gráfico únicamente, sino de diseño gráfico y digital. El diseño se nutre del afuera, y la sociedad también va a nutrirse y verse influenciada por el diseño. Podemos decir, entonces, que el mismo posee una función social y, por lo tanto, el/la diseñador/a tiene una gran responsabilidad como comunicador/a.

“El cambio tecnológico y sus dinámicas sociales han venido a crear nuevas demandas a la disciplina, (...) Los contextos posibles de las empresas se han diversificado, y de acuerdo a esta diversificación, el diseño también ha multiplicado sus métodos, sus especificidades y sus recursos teóricos y metodológicos para adecuarse a una sociedad en transformación.” (Offenhenden, C., Bracuto Verona G., Sanguinetti M. 2011).

Continúa siendo difícil encontrarle valor al trabajo propio, y es una pregunta que constantemente nos hacemos como profesionales. Fernando del Vecchio, en su nota en Foroalfa, lo expresa muy claramente: “El valor puede estar en la capacidad para resolver un problema, responder a una pregunta, satisfacer una necesidad o deseo. Y debe ser comprendido desde la perspectiva del cliente, no desde la del diseñador. Identificar el problema del cliente, transformarlo en un problema de diseño y resolverlo, es trabajo del diseñador.”


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