Hace muchos años, el título refería a cosas imposibles, en la lógica tradicional que indicaba que los líquidos solo podían venir en vidrio, cerámica o metal... Sin embargo, ahora compramos leche en sachets y tetrabriks. 

Históricamente, el envase era un mero contenedor de productos a granel como alimentos, confeccionados con los mismos materiales de la vajilla y se consumía aquello que hubiera a disposición: la demanda seguía a la oferta.

Hoy debe ser el vendedor viral que actúa en las redes sociales: los nuevos lugares en donde la gente se encuentra con una oferta que supera ampliamente a la demanda. Debe tener el atractivo visual para ser instagrammeable y generar suspenso, ser parte de una historia con el comprador. Los videos de unboxing (apertura del envase) son el preludio en al capítulo en el que se desarrolla la acción y el producto se presenta a la audiencia...

Entre estas dos situaciones, los envases fueron testimonio vivo de los cambios en los sistemas de comercialización y en muchos casos, sus promotores. El desarrollo no se dio de manera repentina ni casual, fue resultado de un vertiginoso ritmo de cambio que increíblemente ya tomamos de manera natural...

Hitos de una evolución a máxima velocidad

El desarrollo de canales de distribución como los supermercados en los años 50, hicieron de los envases los “vendedores silenciosos”, disimulados en el acto de compra. La tecnología avanzó con materiales como el plástico que revolucionó en pocos años todo nuestro entorno y procesos como la atmósfera controlada que permiten mantener su contenido por más tiempo, como una máquina del tiempo.

El packaging hoy es la escenografía en la que se mueven los consumidores y se adaptó rápidamente a la “revolución de los distribuidores” y al desarrollo de mercados globales de los años '90. Generaron nuevos estándares de referencia de calidad, de imagen, de información. Nombres y textos en varios idiomas, materiales y formatos deslumbrantes y hasta la posibilidad de conocer a la distancia costumbres exóticas, lo que lo transforma en un fenómeno cultural.

Así, lo esencial en el packaging tiene que ver con los cambios en los patrones de consumo, respondiendo a las tendencias del mercado y a las preocupaciones de la sociedad. Se busca que los empaques sean informativos, atractivos, innovadores, estratégicos, a medida de consumidores más selectos, que buscan otras experiencias y más respuestas en el envase, con etiquetados más complejos.

Nuevos productos, nuevos envases, nuevos problemas

Las góndolas cada vez más pobladas con distintos envases, generan un problema para muchos negocios, ya que exige tener mucho espacio para exhibición. Las empresas ahora no solo deben ofrecer sus mercaderías en cajas y botellas estéticas... se piden que sean interactivas, inteligentes, honestas, Hay que hacerse responsables del post-consumo.  

Ahora más que nunca, se plantea que el packaging es logística aplicada para que nos lleguen productos y en estos momentos de distanciamiento y de compras online, nuevamente se está reinventando sin olvidar que:

• el envase protege, comunica, vende.

• el envase es el puente entre la empresa y el consumidor.

• el envase anticipa y representa al producto y el productor.

• el envase ordena la oferta. 

• el envase es parte de nuestra vida cotidiana.

Referencias: 
> PILDITCH James, “El vendedor silencioso” Oikos-Tau, Barcelona, 1967. 
> https://www.marketingdirecto.com/anunciantes-general/anunciantes/haagen-dazs-redisena-su-logotipo-adaptandolo-a-instagram-