Una tarde de invierno porteño, actualizando una clase sobre Packaging y Sustentabilidad, comienzo a navegar en internet y las búsquedas me llevan a un video de YouTube con un fragmento del programa Mañanas Públicas, programa de servicios transmitido por la TV pública con la conducción de Mariela Fernández y Gabriel Corrado, en donde ambos conductores entrevistaban al actual ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié. Dado que no es habitual encontrar declaraciones o entrevistas a los responsables de coordinar esta área, me interesó su mirada sobre distintos temas en los que muy acertadamente pusieron foco los conductores. Uno de ellos fue sobre la Ley de Envases en Argentina, su significado y los próximos pasos para su implementación.
Automáticamente, envío un mensaje a un amigo especializado en el tema y del cual siempre aprendo y me deja títulos para seguir investigando luego de nuestras charlas “¿Lo viste a Cabandié en la TV pública?” le pregunto y envío el enlace de YouTube para asegurarme que estemos hablando de lo mismo, sin esperar su respuesta. Al rato recibo una notificación “parece que en 2 años estaría implementada en Arg (sic) ” siguiendo con un “no se sabe bien como aún”. La conversación siguió con algunas preguntas del tema y como era habitual en nuestras charlas, siempre me deja con inquietudes por demás interesantes.
Resulta que la Ley de Envases es tal vez la más visible acción de los estados en las políticas de gestión de residuos y para la migración de una economía lineal a una circular. El concepto original es atribuido al sueco Thomas Lindhqvist quien trabajando para la Universidad de Lund propuso la idea de que los fabricantes sean responsables de sus productos ante el ministerio de medioambiente sueco. Sin embargo, fue la convulsionada y reunificada Alemania la que 1991 implementó el primer ejemplo de una Ley de responsabilidad extendida del productor, que luego fue corrigiendo, optimizando y ampliando. Hoy en día existen más de treinta países con dicha ley en plena ejecución y otros tantos con sus proyectos en desarrollo, entre los que se encuentran algunos países latinoamericanos.
Argentina, si bien tuvo proyectos pequeños aislados, se considera como un país sin leyes que regulen la gestión del residuo de envases, y volviendo a lo que expresaba el ministro Cabandié en aquella entrevista que motivó a escribir este texto me surgen una decena de preguntas como por ejemplo “¿Por qué Argentina nunca llegó siquiera a discutir en su congreso una ley sobre este tema?¿Existe un enorme poder de lobby de las grandes empresas para evitar que el estado regule la generación de productos, y como consecuencia, residuos?¿Se podría implementar una ley que incluye el cobro de un impuesto a las empresas fabricantes de bienes de consumo para poder financiar centros de recolección, separación y reciclaje municipales con un consumo tan deprimido, fruto de la presente crisis económica generada por la pandemia del COVID-19?
Instantáneamente pienso, ¿será posible interpretar esta medida como un paso hacia delante en la carrera de la circularidad en lugar de como un nuevo “impuestazo”? Siempre el tema de la sustentabilidad en controversial cuando comenzamos a analizarlo desde los enfoques de los distintos jugadores, y tal vez lo importante sea intentar ser empático con cada uno de los sectores pero a su vez no dejar de diferenciar la coyuntura de lo trascendental, y entender que en aquella famosa frase que expresó Voltaire “Lo mejor es enemigo de lo bueno”, a veces hay que dar estas discusiones en donde probablemente no existen opiniones correctas o incorrectas, sino de más corto o largo plazo. Particularmente, me alegraría con que simplemente comience a discutirse formalmente para que comencemos a transitar el camino que ya tantos países han caminado.