-Mi primer trabajo fue en la revista El Gráfico, durante el mundial del 90. En ese tiempo, los diseñadores trabajábamos con una grilla que completábamos, hacíamos cálculo tipográfico, completábamos los espacios y prismábamos las imágenes que venían de los partidos. La revista se hacía la mitad de la revista durante toda la semana y la otra mitad se hacía el domingo a la noche, cuando llegaban todos de la cancha y tipeaban con las máquinas de escribir. Después, se hacía el cálculo tipográfico, Cherquis Bialo elegía la foto para la tapa y me acuerdo que yo la armaba y la mandaba al programa de Gerardo Sofovich para que la muestre el domingo a la noche y al otro día se compre la revista.

Después rápidamente me metí en el mundo de la Apple y no salí más, claramente. Con dos socios creamos un estudio de diseño y trabajamos en todo lo que era marketing directo. Hacíamos catálogos de productos que venían en los sobres de los resúmenes de las tarjetas de crédito. En definitiva, siempre trabajé como free-lance haciendo de todo, desde packaging hasta libros y revistas. Pero, para tener una idea de cómo cambió todo, hacer una revista antes involucraba a treinta personas. Hoy hacemos una revista de 64 páginas y somos 3.

Lo que me parece muy interesante es que en diseño todos los días tenés un problema distinto a resolver. Un día es diseñar una revista, al siguiente estás hablando de una etiqueta para una cerveza y después tenés que hacer un posteo para una empresa naviera. Estos son casos que me pasaron a mí y vuelven al trabajo muy dinámico y hace que cada día sea distinto, sobre todo en el rol de los que somos free-lancer. Nos vamos moviendo de escenario en escenario.

- El proceso de trabajo es el mismo, lo que cambió es el canal. Podría ser un vídeo, podría ser un posteo, podría ser una revista, pero el proceso de comunicación de diseño es el mismo. Como mucho, tendrás que formarte un poco más en el manejo de algún programa, pero nosotros a los alumnos los ponemos siempre en situación en donde alguno de estos recursos tiene que ser manejado. Gutenberg es un escenario donde los alumnos ejercen el rol del diseñador permanentemente.

-Como muchos de los colegas con los que damos clase, soy de las primeras camadas de diseñadores que se recibieron en la UBA. Empezamos cuando todavía no habían muchos docentes de diseño, sino que eran básicamente arquitectos. Más tarde cuando cumplí la mitad de la carrera, empecé a ser ayudante en una cátedra de morfología, materia de la cual hace años soy titular. Hoy llevo cerca de 13 años dando clases.

Luego, cuando se abrió la carrera en Gutenberg, muchos de los docentes que estábamos en la UBA vinimos a dar clases. Sinceramente, creo que la carrera en Fundación Gutenberg es muy interesante. Y en cuanto a mí, Hoy estoy a cargo de las cuatro cátedras de morfologías. Es decir, que por dos años los alumnos verán conmigo y mi equipo todos los conceptos que tienen que ver con el estudio de las formas, algo presente en todas las carreras proyectuales.

- La morfología es parte del núcleo del diseño. Después entra el diseño y ahí se resuelven problemas puntuales. En el caso nuestro de comunicación, las variables ya no pasan por la experimentación, sino que hay un problema puntual sobre la comunidad. Esto significa que hay un canal que se elige para un determinado target. Por eso, al acotar las variables, la experiencia deja de ser tan experimental.

Ahora bien, los alumnos están acostumbrados a leer, a relacionar, a vincular, pero no a componer desde cero. Entonces desde el inicio buscamos llevarlos hacia ese proceso. Por eso, nuestra propuesta es que los alumnos puedan resolver problemas de equilibrio, de forma de color, de estructura. Por supuesto, en la medida que el alumno avanza, las complejidades son más grandes. Como punto de partida, por ejemplo, en primer año hacemos que indaguen en la estructura de alguna obra y la mantengan para generar una obra propia.

De esta forma, buscamos que automaticen el reconocimiento de estructuras y generar sensibilidad hacia la experiencia artística, pero al mismo tiempo indagar en todos los procesos y plataformas. Por eso tenemos experiencias con papel y rodillo, pero también con herramientas digitales.

-Estas actividades son algo que nos saca de nuestra zona de confort, porque hoy los alumnos que se acercan a Fundación Gutenberg son nativos digitales y están más tiempo con la pantalla. Entonces, cuando nos corremos de ese lugar y nos involucramos con el papel, con el color, aparecen cosas que son muy interesantes.

Hay un trabajo que hacemos en morfología audiovisual en el que la experiencia empieza con un trabajo de indagación sobre de qué color es un determinado sonido, qué forma y qué estructura tiene. A partir de eso hacemos lo que nosotros llamamos una cronografía, y terminamos todos trabajando en equipo con una lámina de cinco metros.

-En lo personal, lo que más destaco es la sinergia que se genera con los alumnos, que no la tenés en ningún ámbito laboral. De hecho, los docentes nos nutrimos de esta situación. Yo trato de que el proceso creativo tenga algo de metodología para apoyarme, entonces cuando viene un alumno y te corre eje, te muestra que hay otra posibilidad y que hay otras herramientas. Eso es algo también nos hace crecer como docentes y como profesionales.