-¿Qué aspectos te llevaron a elegir Gutenberg para estudiar Diseño?
Buscando información y hablando con gente vi que el perfil de Gutenberg es el que tenía la impronta más gráfica, era el más técnico. El vínculo que tiene Gutenberg con la industria no lo tienen otras instituciones.
La verdad es que no tenía la vocación segura de que quería ser diseñadora gráfica, no tenía la noción de que en un punto se trataba de operar sobre la cultura. Creo que la claridad de los profesores para explicar que el diseño gráfico no es ilustración, no es saber dibujar, no es arte, sino que es comunicación me pareció una propuesta muy interesante y con el tiempo me di cuenta de que realmente era lo que quería hacer.
A medida que iba cursando fui descubriendo la gran cantidad de espacios que puede ocupar el diseño y tomé conciencia de todo lo que se puede hacer. Fui entendiendo de qué se trataba, del alcance y de cuántas cosas realmente están atravesadas por la disciplina. El diseño es algo proyectual y es una forma de pensar que intenta intervenir y resolver algo por medio de una bajada gráfica. Comprender eso fue como encontrar la luz.
Así que nunca me arrepentí de haber elegido a Gutenberg, estoy súper conforme y feliz.
-En tu experiencia como estudiante, ¿Qué es lo que más destacás?
Lo que me pareció muy interesante fue la posibilidad de hacer mi propio paso por la carrera. Gutenberg tiene organizada la carga horaria dividida en todos los días para llegar en 3 años, pero vos tenés bastante libertad para planificar la cursada y tu paso por lo que es la institución. Eso siempre me pareció un valor agregado.
De hecho, hice eso. El primer año lo hice muy intensamente. El siguiente año, arranqué pensando que podía sostener ese ritmo. Pero en seguida me di cuenta de que el salto entre primer y segundo año es muy notable. En primer año empezábamos por explorar los recursos y el lenguaje. En segundo año había que diseñar usando más la cabeza, se hacía más fuerte el uso de los conceptos. Fue un cambio notorio y me pregunté cómo manejarlo porque me interesaba mucho, me parecía que los profesores eran buenos y que yo necesitaba más tiempo para poder sacarle jugo a las cursadas. Acá le tengo que dar crédito a Marina (NdR: Marina González, Directora de la Carrera de Diseño Gráfico y Digital) porque realmente se preocupa mucho de que todos puedan encontrar su lugar y tener la posibilidad de hacer la carrera a su paso. Para mí, eso fue súper importante.
-A medida que fuiste descubriendo el mundo del Diseño, ¿Cuál fue el área que más te atrajo?
A mí lo que más me gusta, lo que más me interesa y en lo que realmente me puse a trabajar es el diseño editorial. Me siento más apegada a estas cosas, al estilo vieja escuela y a tener la pieza en la mano o el libro físico, que tiene las páginas, su olor y todo ese encanto. Diseño Editorial siempre fue lo que más me enganchó y, por supuesto, tipografía me parece un área fascinante del diseño.
Cuando estaba estudiando, mi compañero tenía un proyecto editorial de una revista especializada en heavy metal. Ya había otro diseñador, pero con cada paso que hacía, cada materia que iba aprendiendo iba contribuyendo con más cosas. Eventualmente me quedé a cargo del diseño cuando el otro diseñador dejó el proyecto.
Lo nuestro es una editorial independiente. Con la pandemia bajamos mucho la intensidad de trabajo, pero antes sacábamos una revista todos los meses que salía en kioscos de diarios y algunas disquerías. También editábamos uno o dos libros por año y en esos casos nos encargábamos nosotros de la logística. Tenemos una tienda online y ahora nos hacemos cargo de todo, desde la realización hasta la comercialización y distribución de todo el material que editamos. Aunque, como te decía, ya no es tanto. De todas formas estamos muy contentos con el proyecto y nos da tiempo para otras cosas.
-Y en el medio de todo, ¿Cómo surgió la docencia en Gutenberg?
La docencia se volvió para mí una parte importante de mi trabajo. Siempre digo que ya hace más de 10 años que estoy dando vueltas en Gutenberg porque empecé la carrera, que la hice en 5 años, y después hice la licenciatura, que Gutenberg articula con la Universidad de Rosario.
Dentro de ese recorrido, en 2016 el titular de Diseño Editorial y Tipografía del turno noche se tomó licencia y quedó solo Emiliano Fernández, que también había sido profesor mío. Entonces, Marina me contactó para ofrecerme empezar como ayudante de cátedra. Me sorprendió muchísimo, pero a la vez me encantó la idea.
Creo que siempre me había interesado, pero para ese momento, ya había hecho el primer año de la licenciatura donde también tuvimos un profesor que estimulaba mucho la observación sobre el trabajo del otro, la mirada crítica sobre una pieza o proyecto, y me di cuenta de que era algo que quería explorar. Y digo “también”, porque en Gutenberg aprendí a ejercitar esa cuestión de poner en palabras el análisis de las piezas, pero creo que después, al tener un poco más de experiencia y formación, fue cuando sentí más confianza y que podía llegar a hacerlo. Así que ahí arranqué la experiencia de ayudante en Gutenberg y hoy estoy como docente en Tipografía con María Laura Garrido.
-¿Cómo resultó esa primera experiencia entonces?
Si tuviera que describir esa primera sensación, la verdad que fue increíble. Por un lado estaba un poco nerviosa y me preguntaba cómo había llegado ahí, pero por otro lado estaba súper feliz de hacer esa experiencia. Creo que lo importante fue que empezar con la docencia me permitió aprender mucho. En ese sentido, Emiliano fue muy generoso, porque me fue dando espacio y la posibilidad de ir involucrándome cada vez más con distintas responsabilidades.
-Hoy, como docente experimentada, ¿Qué es lo más gratificante de esta profesión?
Para mí lo más gratificante es cuando al estudiante le cae la ficha. Nuestra disciplina tiene esta cuestión de la realización relacionada muy fuertemente a la carga estética. Pero en algún punto los estudiantes se dan cuenta de que el Diseño es mucho más que eso, que realmente hay que hacer el paso anterior, de tener una idea; y que es esa idea lo que te va a llevar a poder realizar la pieza que quieras. Cuando la idea es fuerte, tenés el 50% del trabajo transitado y cuando ellos se dan cuenta de eso es espectacular. Es increíble ver cómo cambian la cabeza y empiezan a pensar sus proyectos de otra manera.