- Yo pasé por varias instancias, desde ingeniería hasta sociología, sin saber muy bien qué hacer. La vocación va surgiendo sin que uno lo espere, sucede. Desde muy chico tuve la particular adicción a hacer mis propias tapas de cassettes de música que yo grababa; y me preocupaba por poner una buena letra sin siquiera saber lo que significaba tipografía.

Entonces, me enteré de la posibilidad de estudiar diseño gráfico por gente amiga que ya estaba en el rubro que me comentan de un lugar, Gutenberg, que enseñaban este tipo de cosas de manera formal.

De lo que pude investigar, en Gutenberg la organización era muy clara en cuanto a tiempos. Para mí era clave porque yo trabajaba durante el día, por lo que necesitaba tener un orden de cursada en los horarios. Ahí inicié el camino, que empezó con muchas inquietudes y dudas.

- De hecho, es algo fantástico. Porque hoy, como docente de “este lado del mostrador”, como se dice, es fascinante encontrarte con que los chicos te hacen las preguntas que vos hacías a tus docentes cuando empezaste. Se cierra el círculo y uno tiene la tranquilidad de poder decirles que estén tranquilos porque se llega. Es decir, todos pasamos por eso.

Por eso también, como equipo docente de la cátedra de Silvina Paz, constantemente estamos buscando cómo transmitir en el aula nuestras experiencias y demandas de nuestra vida profesional, tratando de detectar también cuáles son las tendencias y los caminos a recorrer.

Porque, en lo que tiene que ver con el crecimiento de la disciplina, es todo muy vertiginoso. Van surgiendo otros caminos en diálogo con otras disciplinas. Todo eso tratamos de trasladarlo en la medida de lo posible porque estamos en primer año, y los alumnos recién comienzan la carrera.

- En lo referido a las clases presenciales, sus ventajas y desventajas, primero tenemos que ver la característica de las materias. Hay una diferencia entre las que son claramente teóricas y las que son teórico-prácticas. Este último caso es el mío, porque las materias que trabajamos tienen esa impronta de ser teórico-prácticas, con mayor grado de práctica. Dicho esto, y a la hora de poner en la balanza ventajas y desventajas, la presencialidad para nosotros es casi imprescindible, en términos pedagógicos.

Porque en principio nuestro trabajo es en taller y la interacción en tiempo real y simultánea es sumamente enriquecedora para los alumnos, mientras que en una pantalla se hace caso por caso. La interactividad se da no solo entre alumno y docente, sino también, y quizá lo más importante, entre los propios alumnos. Se adquiere la capacidad de trabajo en equipo y de manera colaborativa.

Por otra parte creo que la presencialidad ayuda a la concentración en las tareas. Es cierto que no es infalible en tiempos de fácil dispersión, ayuda sobre todo a la hora del análisis y corrección de los trabajos. Acá hay otro punto que me parece de suma importancia: la corrección de lo impreso. Si bien nuestra carrera tiene un fuerte componente con lo digital, el material impreso sigue siendo relevante. Corregir sobre un impreso les brinda a los alumnos una mejor experiencia, por la materialidad y la escala de lo hecho. En este sentido, la presencialidad permite el debate en las correcciones, la participación es incluso más espontánea.

Por último, algo que no me parece menor es la idea de un espacio de estudio. El aula permite eso. Es dejar de lado los espacios cotidianos, los del propio hogar en el caso de la virtualidad, para tener uno que es exclusivamente de estudio y aprendizaje. Una suerte de burbuja en la que por algunas horas solo nos concentramos en aprender.

- Lo que vimos a lo largo de los años es que todos vienen llenos de inquietudes, algunos con la vocación más encaminada, y otros viendo de qué se trata. Por eso, el primer paso es tratar de poner en el plano de la realidad y de lo que se puede concretar, ese entusiasmo con el que vienen. Es decir, que esa vocación se transforme en una disciplina, en un oficio, en un trabajo, en una forma de ganarse la vida porque, en definitiva, vienen a aprender eso.

Cuando nos proponemos acompañar a los alumnos en este camino, una de las primeras cosas que les decimos es que no nos gusta mucho la palabra “carrera”, porque no corremos contra nadie, sino que es un camino. Un camino en el que cada uno, con su tiempo, tiene que llegar. Disfrutándolo, haciéndolo seriamente con compromiso, pero tiene que llegar.

- En este sentido, estar actualizado en cuanto a lo que la profesión demanda es muy importante. Por supuesto que todo avanza mucho más rápido que la posibilidad de reflexionar sobre eso y aplicarlo. Un mundo cada vez más complejo demanda cada vez más diseño. Esa sería la síntesis. Y nosotros estamos para acompañar a los primeros pasos que dan los jóvenes.

Después de esos primeros pasos, lo cierto es que uno nunca termina de formarse, es algo constante. Ya sea por actualización profesional a través de cursos o de forma autodidacta, leyendo, participando, indagando. Como dije, nosotros estamos como el puntapié inicial, pero el trabajo se termina de cerrar en cada uno de los jóvenes, con la inquietud que tenga, con la curiosidad que sienta.

- Estoy convencido de que el campo del diseño es enorme. La verdad es que atraviesa cada vez más la vida cotidiana de todos nosotros. Esto implica tener una mirada mucho más amplia de lo que la palabra diseño significa.

Nosotros hacemos mucho hincapié en qué hay que empezar de entrada a entender una forma de razonar desde el diseño y no quedarse solo en la aplicación a través de, valga la redundancia, de aplicaciones o de programas. Eso puede ayudar a resolver un problema determinado, pero no es el objetivo final.

Si uno corre detrás de la tecnología puede alcanzarla, pero si se apunta solo a eso siempre va a quedar atrás de todo. Cuando empecé a estudiar la carrera de diseño, sin exagerar, el 50% de las palabras que hoy uso no existían. Whatsapp, Instagram, codear, javascript, son palabras que hoy se usan cotidianamente.

Por eso siempre cito un ejemplo: hace unos años existía un programa para desarrollar aplicaciones multimedia que tenía un lenguaje de programación propio, llamado Lingo. El manual de Lingo era una especie de biblia y quien aprendía ese manual tenía el paraíso ganado. Lingo duró tres años, cinco como mucho, y desapareció. Hoy nadie sabe que existía. Fue reemplazado por Flash, que también es una tecnología que ya desapareció.

- Diseño es concretamente comunicación, en lo que hay un componente visual, pero básicamente es comunicación. Cuando decía que nuestra vida cotidiana gira en torno al diseño, pensá por ejemplo en el caso de la tarjeta de SUBE. Cuando vas al subte y apoyas la tarjeta, ¿Qué es lo que estás viendo ahí? ¿Es clara la información, cuánto saldo te queda o cuántos viajes son? En una aplicación de un Banco, vos encontrás que es muy fácil acceder a un préstamo. Hacés click y tuviste el préstamo.

Pero, ¿Es clara la información que tenés en cuanto a ese préstamo? ¿Qué costo tiene, cuánto te va a costar devolverlo? A veces puede suceder que la información no sea clara. Entonces hay problemas de diseño para resolver que son esencialmente de la comunicación

A nosotros nos gusta decir que el diseño es cambio con intención y creo que es una definición muy buena. No es fortuito. Hay una intención de por medio. Después, con la intención que uno tiene con respecto a eso, ya entran a jugar otras cuestiones que tienen más que ver con lo moral o ético.

Lo que hacemos es preparar a los jóvenes para trabajar con interfaces. En definitiva, todo lo que nos rodea es una interfaz. Puede ser digital, puede ser impresa, puede ser de experiencia. Es un campo super amplio, pero claramente de la comunicación. Por eso hacemos mucho hincapié que le presten mucha atención a las materias vinculadas a la comunicación porque son un diferencial.